En cada encuentro te propongo un espacio donde no haya comparaciones ni exigencias. Donde puedas ser escuchado con atención real, sin la presión de tener que estar bien. El arte acá no es una técnica, es una herramienta simbólica para darle forma a lo que sentís. 

Cada proceso es único, por eso lo que hacemos se adapta a tu ritmo, a tu momento, sin moldes. No estoy para darte soluciones mágicas, sino para acompañarte desde la presencia, sin querer “arreglarte”, porque no estás roto. 

Estás en camino. Y eso, ya es un montón.